A pesar de la reciente implementación por parte de la Municipalidad capitalina, de la prohibición de estacionar en la calle Las Piedras, muchos conductores continúan desobedeciendo la normativa. No solo eso: la situación se agrava con la falta de controles por parte de las autoridades, lo que también genera caos vehicular y confusión entre los usuarios del transporte público.

El pasado viernes se introdujo una serie de cambios en la circulación y el estacionamiento en las calles San Lorenzo, Crisóstomo Álvarez y Las Piedras. Entre estas modificaciones, se prohibió el estacionamiento durante las 24 horas en varios tramos de estas arterias, con el objetivo de mejorar el flujo vehicular y reducir el congestionamiento. Sin embargo, en un recorrido realizado esta mañana por LA GACETA, se pudo constatar que muchos conductores aún estacionan sus vehículos en estos lugares, a pesar de la clara señalización que prohíbe esta acción.

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Uno de los puntos críticos es Las Piedras, donde se observó una significativa cantidad de vehículos detenidos, algunos con balizas encendidas, mientras sus conductores realizaban trámites en las inmediaciones. 

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“Veo que está más fluido el tránsito por San Lorenzo y Crisóstomo, pero en Las Piedras todavía hay problemas con autos estacionados”, comentó Gustavo, un conductor que estaba esperando a su hijo.

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Otro de los testimonios recogidos fue el de Noelia, una conductora que admitió estar consciente de la prohibición, pero que decidió dejar su auto "por unos minutos" para realizar unas diligencias rápidas. Este comportamiento, se pudo observar, es recurrente entre los automovilistas, quienes justifican su infracción alegando que solo estarán unos minutos, lo que afecta negativamente la fluidez del tránsito, especialmente en horas pico.

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Falta de inspectores

La falta de presencia policial o de inspectores de tránsito es otro factor que contribuye a la desobediencia de esta normativa. Durante el recorrido que hizo LA GACETA por Las Piedras al 500, no se observó ningún control por parte de las autoridades, a pesar de la promesa municipal de intensificar la vigilancia y reforzar la campaña de concientización.

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Esta situación no solo generó problemas de tráfico, sino también inconvenientes para los usuarios del transporte público, quienes se ven obligados a adivinar las paradas de colectivo o a enfrentarse con ómnibus que deben detenerse en medio de la calle por la obstrucción de los vehículos mal estacionados.